FORMACIÓN
DEL ESTRECHO
DE
GIBRALTAR
Trabajo realizado por:
-
Luis Moragues Domínguez
-
Carlos Moragues Domínguez
-
Jaime Gallego Mora
Palabras
clave:
Estrecho
de Gibraltar, crisis de la salinidad, Messiniense, nivel del mar, glaciaciones,
mar Mediterráneo, Mioceno, Cádiz, Cuenca
Mediterránea, Pange II, Laurasia, Gondwana, Ciclo Alpino, desecación,
microplacas, diferenciación, especias, Sapo partero bético, Sapo partero de
Marruecos, Sapillo pintojo meridional,
Sapillo pintojo marroquí, Eslizón ibéricos, Eslizón rifeño, Lagartija
cenicienta, Lagartija verde, Culebrilla ciega (Península Ibérica), Culebrilla
ciega de Tánger.
Introducción:
-
En
este trabajo pretendemos hablar sobre la evolución y formación del Estrecho de
Gibraltar antes y después de la crisis de salinidad; finalizando con los datos
actuales del Estrecho. Destacamos también la diferenciación de especies debido
a la formación de dicho estrecho.
- In this project, we discuss about the evolution and
formation of the Strait of Gibraltar before and after the crisis of salinity;
finishing with the current data from the Strait. We also emphasize on the
differentiation of species because of
the formation of the Strait.
-
Dans ce travail, nous avons l'intention de parler sur l'evolution et la
formation du détroit de Gibraltar avant et après de la crisé de salinité;
finissant avec les données actuelles du détroit. Nous insistons également sur
la différenciation des espèces pour la formation du détroit.
Estrechos.
Desde una perspectiva
hidrodinámica resultan unos complejos sistemas interactivos en los que se
produce la mezcla de aguas de diversa naturaleza, o se favorece el
enriquecimiento de los flujos verticales, o incluso se activan los fenómenos
dinámicos de las aguas someras, siendo todos ellos un conjunto de procesos cuya
naturaleza varía considerablemente a diversas escalas temporales. Es por ello
que no pueden contemplarse como sistemas cuya función ha permanecido invariable
en toda circunstancia.
Estrecho
de Gibraltar.
El Estrecho de Gibraltar tiene
una antigüedad de unos 5.500.000 años. Pero en este tiempo, que no es mucho si
lo contemplamos desde una perspectiva geológica, ha experimentado una gran
cantidad de procesos, entre los que destaca, como en el caso de cualquier
persona, su aumento de tamaño creciendo en anchura y profundidad, y retocando
su morfología con el paso del tiempo forzada, en gran medida, por los cambio
ambientales y del nivel marino.
Evolución del Estrecho de
Gibraltar.
El papel de la historia paleoceanográfica
del área circundante (Golfo de Cádiz y Mar de Alborán) ha sido crucial para su
evolución, habiendo dejado su impronta en los fondos marinos de ambas zonas.
La historia geológica del Estrecho
de Gibraltar, y de sus zonas adyacentes no es muy antigua; en realidad, su
formación es relativamente reciente y la función que desempeña como vía para
realizar el intercambio de aguas. No es ocioso recordar que en épocas más
próximas a la actual, en concreto aquellas que se han identificado como los periodos
glaciares o las glaciaciones más recientes, el Estrecho de Gibraltar no pudo
funcionar tal y como lo vemos en la actualidad, sino que el menor espesor de la
lámina de agua y la diferente composición que tendría las aguas atlánticas y
mediterráneas le habrían obligado a realizar el intercambio, cuando lo hubo, de
manera distinta a la que se realiza en la actualidad. Este hecho no es de me
importancia menor, pues un conocimiento detallado de aquellas situaciones
paleogeográficas en las que se hallara, nos permitiría interpretar, de forma
más atinada, las morfologías que hoy en día reconocemos en el fondo del
Estrecho y en las áreas que quedan bajo su influencia.
Pensemos en un momento en la
situación en la que se encontraría el Estrecho de Gibraltar hace unos 18.000
años (Figura 1), cuando finalizaba el último período Glacial (Würm) y se
iniciaba un repunte de las temperaturas, en el marco de un cambio global
cálido, con el consiguiente ascenso del nivel medio de las aguas marinas (nivel
eustático).
Figura
1.
La primera fase de la última glaciación
(Würn) comenzó hace unos 115.000 años, tras el periodo interglacial Eemiense
(durante el que el nivel medio de la superficie del mar se situó a unos 20
metros por encima del actual), produciéndose un descenso drástico y rápido de
las temperaturas. La segunda fase de la glaciación sucedió hace 85.000 y duró
unos 10.000 años, siendo mucho más acusada que la primera. La tercera fase se
produjo de una manera mucho más abrupta que las dos anteriores, y se inició
hace unos 30.000 años. Entonces se alcanzó el denominado Último Máximo Glacial
que alcanzó su paroxismo hace 18.000 años. El nivel del mar bajó entonces hasta
una cota situada a unos 120 metros por debajo de la actual (Siddall et al.,
2003).
El
mar Mediterráneo antes de la
“Crisis de la Salinidad Messiniense”
La mayor parte del mar
Mediterráneo (el antiguo Thetys) desapareció como consecuencia de la orogenia
Alpina, durante la cual se elevaron las prominentes cadenas montañosas bética y
rifeña. Se crean entonces unas cuencas menores que en conjunto poseen una
morfología similar a la mediterránea. Otra consecuencia de la aproximación de
Europa y África fue el cambio gradual del clima que se volvió más árido
iniciándose entonces un proceso progresivo hacia la crisis de salinidad que
habría de suceder algunos millones de años más tarde (Maldonado, 1989). Es
entonces cuando las conexiones del Mediterráneo con el Atlántico, y entre las
dos principales cuencas mediterráneas, se realizan a través de diversos pasos
intramontañosos. En este contexto podríamos referirnos a los estrechos Bético y
Rifeño que permitirían el vertido de aguas atlánticas hacia el Mediterráneo por
dos vías diferentes pero de recorridos subparalelos. Pero estas uniones
resultaron ser muy débiles, de forma que los propios procesos exógenos
produjeron el cierre de ambos pasos, soterrando sus cauces y aislado
definitivamente el Mar Mediterráneo, con lo que la crisis de salinidad se
aceleró irremediablemente.
Figura 2.
Recreación de la situación en la que se
encontraría la Península Ibérica antes del inicio de la “Crisis de Salinidad
Messiniense” (estado final del Mioceno). No existiría el Estrecho de Gibraltar
cuyo espacio estaría ocupado por las rocas que se habrían elevado como fruto de
la compresión Iberia/Africa.
El papel
que desempeña el Estrecho de Gibraltar en
la
evolución del mar Mediterráneo
El mar
Mediterráneo, el más septentrional de los mares de Europa, es un magnífico
ejemplo de mar epicontinental, un mar semicerrado, bordeado por el continente
europeo al Norte, el asiático al Este y el africano al Sur. Está conectado al
Océano Atlántico a través del Estrecho de Gibraltar por medio del inmenso
portal constituido por el Golfo de Cádiz, donde las influencias atlánticas son
tan notables como las mediterráneas.
La
evolución oceanográfica del mar Mediterráneo, basada en la información
suministrada por la paleontología, no es muy difícil de reconstruir, no podemos
decir lo mismo de su evolución geológica. En este sentido, habría que
contemplar la Cuenca Mediterránea como un complejo puzle constituido por
numerosas e intrincadas piezas, muchas de las cuales se han podido encajar a
costa de obviarla existencia de algunas otras cuya posición exacta no se puede
asegurar. La razón de esta complejidad, aparentemente incomprensible, reside en
los complejos procesos evolutivos en los que se ha visto involucrada la zona
que en la actualidad ocupa el mar Mediterráneo, y que han ocasionado, entre
otras cosas, la desaparición por un proceso de subducción, de antiguas áreas
emergidas. Este hecho, entre muchos otros de carácter geodinámico, hace que
resulte poco menos que imposible reconstruir la historia geológica del mar
Mediterráneo al tener que apoyarse en teorías ciertamente atrevidas que
justifiquen la discontinuidad de determinadas unidades o estructuras
geológicas, sin existir evidencias claras que soporten aquellas hipótesis.
Figura
3 y 4.
(Arriba)
Recreación de la situación en la que se encontraría la Cuenca Mediterránea en
plena “Crisis de Salinidad Messiniense”. La situación más plausible para este
momento de la evolución de la cuenca, dibujaría unos relieves aplacerados
cubiertos por grandes cantidades de depósitos salinos que formarían extensas
lagunas hipersalinas. Así, serían posible todas las migraciones de especies
africanas a través de pasos continentales.
(Abajo)
Una vez superada la Crisis de Salinidad, volveríamos a encontrarnos una cuenca
marina alimentada por el agua atlántica y con comunicación entre las dos
subcuencas: oriental y occidental, a través del Estrecho de Sicilia. Una
situación así se correspondería con el Plioceno Superior, momento en el cual se
configuraría la fisiografía actual de la cuenca mediterránea
Parece existir una opinión
ampliamente aceptada por la comunidad científica, según la cual el mar
Mediterráneo junto con los pequeños mares anejos (Caspio y Negro), son los
herederos de aquel mar de Tethys que se formó hace unos 25 millones de años
cuando la gran masa continental Pangea II se disgregó en dos super
continentes, denominados Laurasia y Gondwana, originándose entre ambos
un profundo surco que finalizó por construir la actual cuenca marina
mediterránea. Pero estos procesos evolutivos hay que contemplarlos en un
contexto geodinámico amplio, denominado Ciclo Alpino, que ha durado los últimos
220 millones de años de la historia de la Tierra.
Pero estos procesos evolutivos hay que
contemplarlos en un contexto geodinámico amplio, denominado Ciclo Alpino,
que ha durado los últimos 220 millones de años de la historia de la Tierra. Durante
este tiempo, los fragmentos dispersos de Pangea II han ocasionado la
apertura y la clausura de océanos y mares al colisionar repetidamente unos con
otros. Los bordes de colisión de los continentes que derivaban unos con
respecto a los otros, han sufrido procesos de formación y reabsorción de
diversas unidades geológicas, como una prueba más de la intensa actividad que
ha venido dominando en la corteza terrestre.
La
Cuenca Mediterránea no ha sido ajena a todos estos movimientos corticales, y en
la actualidad sabemos que la cuenca oriental es bastante más antigua que la
occidental. El Mediterráneo Oriental se formó en el Mesozoico Medio (Jurásico;
hace unos 195 millones de años) y Superior (Cretácico; hace unos 140 millones
de años aproximadamente), mientras que el Mediterráneo Occidental se formó
durante la era Terciaria (final del Oligoceno e inicio del Mioceno; hace tan
solo entre 20 y 10 millones de años) como un conjunto de un mosaico de
microplacas. La colisión Europa y África produjo una compresión fortísima de la
zona, lo cual originó la expulsión de ingentes cantidades de sedimento hacia el
Golfo de Cádiz como consecuencia del levantamiento de las cordilleras béticas y
rifeñas.
¿Por qué
se secó el mar Mediterráneo?
- Teoría
de desecación
Como puede verse, a tenor de lo
dicho anteriormente, el mar Mediterráneo es una cuenca de dilución con un
volumen de agua próximo a los 3.7x1.000.000 km3. Esta inmensa cuenca pierde por
evaporación cerca de 4.000 km3 de agua cada año, de los que únicamente el 10%
se repone por aportaciones de los ríos que desembocan en éste mar. El resto del
caudal que debe de ser repuesto para mantener el nivel medio de las aguas
marinas, se incorpora desde el Océano Atlántico a través del Estrecho de
Gibraltar. Si por cualquier causa, éste flujo continuo de agua atlántica de
interrumpiera, entonces el mar Mediterráneo se secaría en un lapso de tiempo próximo a los mil años.
Sabemos que el cierre definitivo
del Estrecho de Gibraltar, y la
interrupción del flujo entrante, pudo ocurrir aproximadamente hace unos 6.5 o 5
millones de años. Durante éste tiempo se depositaron, en algunos lugares del
Mediterráneo, más de mil metros de espesor de sales – en total, cerca del 6% de
la sal que había en todos los océanos del mundo.-
Hace, aproximadamente, unos cinco
millones de años, el alto estructural que ocupaba lo que hoy en día conocemos
con el Estrecho de Gibraltar, se desmontó a causa de las tensiones producidas
por la fricción entre las placas
africana e ibérica, y comenzó el proceso de rellenado, lento pero continuo, de
la cuenca mediterránea con los aportes de agua procedentes del Océano
Atlántico. En principio sería como una inmensa
cascada de más de 1.000 metros de desnivel (unas 25 veces más alta que las
Cataratas de Niagara, y con un caudal mil veces mayor) que fue aportando agua
durante más de mil años hasta alcanzar el nivel que, más o menos , tenía antes
de su desecación. Se cree que la cascada pudo ser producida por un terremoto
con su consecuente tsunami.
Resultado
de los episodios ocurridos.
Todos
estos episodios han dado como resultado un conjunto de rasgos morfológicos que
ponen de manifiesto la singularidad del Estrecho de Gibraltar. Observado de
levante a poniente, posee un marcado perfil en U, bastante homogéneo desde el
meridiano de Punta Europa hasta el de Punta Paloma. A lo largo de este tramo
las vertientes del canal son bastante homogéneas en ambas riberas. La
morfología del fondo del canal, tomando como referencia la isobata de 600
metros, es de planta ligeramente trapezoidal, con la base sobre el meridiano de
Punta Europa (unos 10 km de ancho), cerrándose en dirección al Atlántico, hasta
alcanzar los 5 km en el meridiano de la Punta de la Peña.
El
tramo inicial de este profundo canal está ocupado por el espectacular abanico
submarino que genera el Cañón de Algeciras, una escarpada incisión que se
produce en la plataforma continental, en el interior mismo de la Bahía de
Algeciras, y cuya cabecera se sitúa a unos escasos dos km de distancia de la
desembocadura del río Guadarranque. De ésta manera, el acceso al Estrecho de
Gibraltar desde el mar de Alborán está marcado por la influencia del Cañón de
Algeciras que nos habla de una historia reciente relacionada con las
oscilaciones glacioeustáticas y de las derivas que han tenido durante este
tiempo, Cuaternario reciente, los cauces de los ríos que desembocan en su
entorno (Palmones, Guadarranque y Guadiaro).
ESPECIES
SEPARADAS EN LA FORMACIÓN DEL ESTRECHO.
Sapo
partero bético
Su
hábitat natural son bosques templados, charcas de agua dulce, lagunas intermitentes,
pastizales, embalses en altitudes entre 700 y 2140 metros. Está amenazada por
degradación y pérdida de su hábitat. Es un sapillo de pequeñas dimensiones,
entre 32,8 y 56,5 mm de longitud. Su dorso está finamente granulado y es de
color blanquecino o grisáceo con manchas oscuras diseminadas.
Sapo partero
de Marruecos
Alimentación
carnívora (invertebrados como moscas, lombrices, mariposas y arañas). Su
hábitat natural son bosques, muros de piedras y campos de cultivos abandonados.
Tiene una puesta de 150 huevos y un período de incubación de entre 4 y 6
semanas.
Sapillo
pintojo meridional
Sapillo
de pequeño tamaño, el hocico es agudo, el tímpano es poco visible y las pupilas
tienen forma de corazón. Presen en espacios abiertos como dehesas o praderas,
asociadas a formaciones boscosas de pinos o especies del género Quercus.
Sapillo
pintojo marroquí
Cabeza aplastada y más
ancha que larga, con el hocico puntiagudo. La piel es lisa, con granulaciones.
La especia alcanza los 2600 metros de altura en las montañas del Atlas.
Eslizón
ibérico
Lagarto
de pequeño tamaño, con una cabeza triangular y ensanchada; tienen un cuerpo
corto y grueso. Sus extremidades son muy pequeñas en comparación al resto del
cuerpo. Al ser una especie en general escasa, con una
distribución muy localizada y vinculada a determinados hábitat, cualquier
modificación de estos provocan la desaparición de toda la población.
Eslizón
rifeño (magrebí)
La única diferencia entre estas dos especies es
el color.
Lagartija
cenicienta
Su
máximo corporal es de 15 cm. Son delgados y alargados. Su coloración varía
entre el pardo y el ceniciento. Tiene una cola amarillenta.
Lagartija
verde
Únicamente
se diferencian en el color.
Culebrilla
ciega (Península Ibérica)
Pueden alcanzar unos 254 mm. Se
localiza desde el nivel del mar hasta los 1.600- 1.700 metros en el Sistema Central e incluso alcalza los 1.800 metros en Sierra
Nevada, aunque parece más
abundante por debajo de los 1.000 metro.
Culebrilla
ciega de Tánger
Se
diferencian en la forma de las anillas y en la pigmentación del color
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