lunes, 28 de abril de 2014


FORMACIÓN DEL ESTRECHO
DE GIBRALTAR

Trabajo realizado por:

- Luis Moragues Domínguez
- Carlos Moragues Domínguez
- Jaime Gallego Mora

Palabras clave:

Estrecho de Gibraltar, crisis de la salinidad, Messiniense, nivel del mar, glaciaciones, mar Mediterráneo,  Mioceno, Cádiz, Cuenca Mediterránea, Pange II, Laurasia, Gondwana, Ciclo Alpino, desecación, microplacas, diferenciación, especias, Sapo partero bético, Sapo partero de Marruecos,  Sapillo pintojo meridional, Sapillo pintojo marroquí, Eslizón ibéricos, Eslizón rifeño, Lagartija cenicienta, Lagartija verde, Culebrilla ciega (Península Ibérica), Culebrilla ciega de Tánger.

Introducción:


- En este trabajo pretendemos hablar sobre la evolución y formación del Estrecho de Gibraltar antes y después de la crisis de salinidad; finalizando con los datos actuales del Estrecho. Destacamos también la diferenciación de especies debido a la formación de dicho estrecho.

- In this project, we discuss about the evolution and formation of the Strait of Gibraltar before and after the crisis of salinity; finishing with the current data from the Strait. We also emphasize on the differentiation of species because of  the formation of the Strait.

- Dans ce travail, nous avons l'intention de parler sur l'evolution et la formation du détroit de Gibraltar avant et après de la crisé de salinité; finissant avec les données actuelles du détroit. Nous insistons également sur la différenciation des espèces pour la formation du détroit.

Estrechos.

Desde una perspectiva hidrodinámica resultan unos complejos sistemas interactivos en los que se produce la mezcla de aguas de diversa naturaleza, o se favorece el enriquecimiento de los flujos verticales, o incluso se activan los fenómenos dinámicos de las aguas someras, siendo todos ellos un conjunto de procesos cuya naturaleza varía considerablemente a diversas escalas temporales. Es por ello que no pueden contemplarse como sistemas cuya función ha permanecido invariable en toda circunstancia.

Estrecho de Gibraltar.

El Estrecho de Gibraltar  tiene una antigüedad de unos 5.500.000 años. Pero en este tiempo, que no es mucho si lo contemplamos desde una perspectiva geológica, ha experimentado una gran cantidad de procesos, entre los que destaca, como en el caso de cualquier persona, su aumento de tamaño creciendo en anchura y profundidad, y retocando su morfología con el paso del tiempo forzada, en gran medida, por los cambio ambientales y del nivel marino.



Evolución del Estrecho de Gibraltar.

El papel de la historia paleoceanográfica del área circundante (Golfo de Cádiz y Mar de Alborán) ha sido crucial para su evolución, habiendo dejado su impronta en los fondos marinos de ambas zonas.
La historia geológica del Estrecho de Gibraltar, y de sus zonas adyacentes no es muy antigua; en realidad, su formación es relativamente reciente y la función que desempeña como vía para realizar el intercambio de aguas. No es ocioso recordar que en épocas más próximas a la actual, en concreto aquellas que se han identificado como los periodos glaciares o las glaciaciones más recientes, el Estrecho de Gibraltar no pudo funcionar tal y como lo vemos en la actualidad, sino que el menor espesor de la lámina de agua y la diferente composición que tendría las aguas atlánticas y mediterráneas le habrían obligado a realizar el intercambio, cuando lo hubo, de manera distinta a la que se realiza en la actualidad. Este hecho no es de me importancia menor, pues un conocimiento detallado de aquellas situaciones paleogeográficas en las que se hallara, nos permitiría interpretar, de forma más atinada, las morfologías que hoy en día reconocemos en el fondo del Estrecho y en las áreas que quedan bajo su influencia.



FIGURA 1.

Pensemos en un momento en la situación en la que se encontraría el Estrecho de Gibraltar hace unos 18.000 años (Figura 1), cuando finalizaba el último período Glacial (Würm) y se iniciaba un repunte de las temperaturas, en el marco de un cambio global cálido, con el consiguiente ascenso del nivel medio de las aguas marinas (nivel eustático).

Figura 1.

La primera fase de la última glaciación (Würn) comenzó hace unos 115.000 años, tras el periodo interglacial Eemiense (durante el que el nivel medio de la superficie del mar se situó a unos 20 metros por encima del actual), produciéndose un descenso drástico y rápido de las temperaturas. La segunda fase de la glaciación sucedió hace 85.000 y duró unos 10.000 años, siendo mucho más acusada que la primera. La tercera fase se produjo de una manera mucho más abrupta que las dos anteriores, y se inició hace unos 30.000 años. Entonces se alcanzó el denominado Último Máximo Glacial que alcanzó su paroxismo hace 18.000 años. El nivel del mar bajó entonces hasta una cota situada a unos 120 metros por debajo de la actual (Siddall et al., 2003).


El mar Mediterráneo antes de la
 “Crisis de la Salinidad Messiniense”

La mayor parte del mar Mediterráneo (el antiguo Thetys) desapareció como consecuencia de la orogenia Alpina, durante la cual se elevaron las prominentes cadenas montañosas bética y rifeña. Se crean entonces unas cuencas menores que en conjunto poseen una morfología similar a la mediterránea. Otra consecuencia de la aproximación de Europa y África fue el cambio gradual del clima que se volvió más árido iniciándose entonces un proceso progresivo hacia la crisis de salinidad que habría de suceder algunos millones de años más tarde (Maldonado, 1989). Es entonces cuando las conexiones del Mediterráneo con el Atlántico, y entre las dos principales cuencas mediterráneas, se realizan a través de diversos pasos intramontañosos. En este contexto podríamos referirnos a los estrechos Bético y Rifeño que permitirían el vertido de aguas atlánticas hacia el Mediterráneo por dos vías diferentes pero de recorridos subparalelos. Pero estas uniones resultaron ser muy débiles, de forma que los propios procesos exógenos produjeron el cierre de ambos pasos, soterrando sus cauces y aislado definitivamente el Mar Mediterráneo, con lo que la crisis de salinidad se aceleró irremediablemente.





Figura 2.

 Recreación de la situación en la que se encontraría la Península Ibérica antes del inicio de la “Crisis de Salinidad Messiniense” (estado final del Mioceno). No existiría el Estrecho de Gibraltar cuyo espacio estaría ocupado por las rocas que se habrían elevado como fruto de la compresión Iberia/Africa.

El papel que desempeña el Estrecho de Gibraltar en
la evolución del mar Mediterráneo

El mar Mediterráneo, el más septentrional de los mares de Europa, es un magnífico ejemplo de mar epicontinental, un mar semicerrado, bordeado por el continente europeo al Norte, el asiático al Este y el africano al Sur. Está conectado al Océano Atlántico a través del Estrecho de Gibraltar por medio del inmenso portal constituido por el Golfo de Cádiz, donde las influencias atlánticas son tan notables como las mediterráneas.

La evolución oceanográfica del mar Mediterráneo, basada en la información suministrada por la paleontología, no es muy difícil de reconstruir, no podemos decir lo mismo de su evolución geológica. En este sentido, habría que contemplar la Cuenca Mediterránea como un complejo puzle constituido por numerosas e intrincadas piezas, muchas de las cuales se han podido encajar a costa de obviarla existencia de algunas otras cuya posición exacta no se puede asegurar. La razón de esta complejidad, aparentemente incomprensible, reside en los complejos procesos evolutivos en los que se ha visto involucrada la zona que en la actualidad ocupa el mar Mediterráneo, y que han ocasionado, entre otras cosas, la desaparición por un proceso de subducción, de antiguas áreas emergidas. Este hecho, entre muchos otros de carácter geodinámico, hace que resulte poco menos que imposible reconstruir la historia geológica del mar Mediterráneo al tener que apoyarse en teorías ciertamente atrevidas que justifiquen la discontinuidad de determinadas unidades o estructuras geológicas, sin existir evidencias claras que soporten aquellas hipótesis.






Figura 3 y  4.

(Arriba) Recreación de la situación en la que se encontraría la Cuenca Mediterránea en plena “Crisis de Salinidad Messiniense”. La situación más plausible para este momento de la evolución de la cuenca, dibujaría unos relieves aplacerados cubiertos por grandes cantidades de depósitos salinos que formarían extensas lagunas hipersalinas. Así, serían posible todas las migraciones de especies africanas a través de pasos continentales.
(Abajo) Una vez superada la Crisis de Salinidad, volveríamos a encontrarnos una cuenca marina alimentada por el agua atlántica y con comunicación entre las dos subcuencas: oriental y occidental, a través del Estrecho de Sicilia. Una situación así se correspondería con el Plioceno Superior, momento en el cual se configuraría la fisiografía actual de la cuenca mediterránea

Parece existir una opinión ampliamente aceptada por la comunidad científica, según la cual el mar Mediterráneo junto con los pequeños mares anejos (Caspio y Negro), son los herederos de aquel mar de Tethys que se formó hace unos 25 millones de años cuando la gran masa continental Pangea II se disgregó en dos super continentes, denominados Laurasia y Gondwana, originándose entre ambos un profundo surco que finalizó por construir la actual cuenca marina mediterránea. Pero estos procesos evolutivos hay que contemplarlos en un contexto geodinámico amplio, denominado Ciclo Alpino, que ha durado los últimos 220 millones de años de la historia de la Tierra.

Pero estos procesos evolutivos hay que contemplarlos en un contexto geodinámico amplio, denominado Ciclo Alpino, que ha durado los últimos 220 millones de años de la historia de la Tierra. Durante este tiempo, los fragmentos dispersos de Pangea II han ocasionado la apertura y la clausura de océanos y mares al colisionar repetidamente unos con otros. Los bordes de colisión de los continentes que derivaban unos con respecto a los otros, han sufrido procesos de formación y reabsorción de diversas unidades geológicas, como una prueba más de la intensa actividad que ha venido dominando en la corteza terrestre.

La Cuenca Mediterránea no ha sido ajena a todos estos movimientos corticales, y en la actualidad sabemos que la cuenca oriental es bastante más antigua que la occidental. El Mediterráneo Oriental se formó en el Mesozoico Medio (Jurásico; hace unos 195 millones de años) y Superior (Cretácico; hace unos 140 millones de años aproximadamente), mientras que el Mediterráneo Occidental se formó durante la era Terciaria (final del Oligoceno e inicio del Mioceno; hace tan solo entre 20 y 10 millones de años) como un conjunto de un mosaico de microplacas. La colisión Europa y África produjo una compresión fortísima de la zona, lo cual originó la expulsión de ingentes cantidades de sedimento hacia el Golfo de Cádiz como consecuencia del levantamiento de las cordilleras béticas y rifeñas.

¿Por qué se secó el mar Mediterráneo?

- Teoría de desecación

Como puede verse, a tenor de lo dicho anteriormente, el mar Mediterráneo es una cuenca de dilución con un volumen de agua próximo a los 3.7x1.000.000 km3. Esta inmensa cuenca pierde por evaporación cerca de 4.000 km3 de agua cada año, de los que únicamente el 10% se repone por aportaciones de los ríos que desembocan en éste mar. El resto del caudal que debe de ser repuesto para mantener el nivel medio de las aguas marinas, se incorpora desde el Océano Atlántico a través del Estrecho de Gibraltar. Si por cualquier causa, éste flujo continuo de agua atlántica de interrumpiera, entonces el mar Mediterráneo se secaría en un lapso de tiempo próximo a los mil años.

Sabemos que el cierre definitivo del Estrecho  de Gibraltar, y la interrupción del flujo entrante, pudo ocurrir aproximadamente hace unos 6.5 o 5 millones de años. Durante éste tiempo se depositaron, en algunos lugares del Mediterráneo, más de mil metros de espesor de sales – en total, cerca del 6% de la sal que había en todos los océanos del mundo.-

Hace, aproximadamente, unos cinco millones de años, el alto estructural que ocupaba lo que hoy en día conocemos con el Estrecho de Gibraltar, se desmontó a causa de las tensiones producidas por la fricción entre las placas africana e ibérica, y comenzó el proceso de rellenado, lento pero continuo, de la cuenca mediterránea con los aportes de agua procedentes del Océano Atlántico. En principio sería como una inmensa cascada de más de 1.000 metros de desnivel (unas 25 veces más alta que las Cataratas de Niagara, y con un caudal mil veces mayor) que fue aportando agua durante más de mil años hasta alcanzar el nivel que, más o menos , tenía antes de su desecación. Se cree que la cascada pudo ser producida por un terremoto con su consecuente tsunami.



Resultado de los episodios ocurridos.

Todos estos episodios han dado como resultado un conjunto de rasgos morfológicos que ponen de manifiesto la singularidad del Estrecho de Gibraltar. Observado de levante a poniente, posee un marcado perfil en U, bastante homogéneo desde el meridiano de Punta Europa hasta el de Punta Paloma. A lo largo de este tramo las vertientes del canal son bastante homogéneas en ambas riberas. La morfología del fondo del canal, tomando como referencia la isobata de 600 metros, es de planta ligeramente trapezoidal, con la base sobre el meridiano de Punta Europa (unos 10 km de ancho), cerrándose en dirección al Atlántico, hasta alcanzar los 5 km en el meridiano de la Punta de la Peña.
El tramo inicial de este profundo canal está ocupado por el espectacular abanico submarino que genera el Cañón de Algeciras, una escarpada incisión que se produce en la plataforma continental, en el interior mismo de la Bahía de Algeciras, y cuya cabecera se sitúa a unos escasos dos km de distancia de la desembocadura del río Guadarranque. De ésta manera, el acceso al Estrecho de Gibraltar desde el mar de Alborán está marcado por la influencia del Cañón de Algeciras que nos habla de una historia reciente relacionada con las oscilaciones glacioeustáticas y de las derivas que han tenido durante este tiempo, Cuaternario reciente, los cauces de los ríos que desembocan en su entorno (Palmones, Guadarranque y Guadiaro).

ESPECIES SEPARADAS EN LA FORMACIÓN DEL ESTRECHO.

 Sapo partero bético                                          

Su hábitat natural son bosques templados, charcas de agua dulce, lagunas intermitentes, pastizales, embalses en altitudes entre 700 y 2140 metros. Está amenazada por degradación y pérdida de su hábitat. Es un sapillo de pequeñas dimensiones, entre 32,8 y 56,5 mm de longitud. Su dorso está finamente granulado y es de color blanquecino o grisáceo con manchas oscuras diseminadas.


 Sapo partero de Marruecos



Alimentación carnívora (invertebrados como moscas, lombrices, mariposas y arañas). Su hábitat natural son bosques, muros de piedras y campos de cultivos abandonados. Tiene una puesta de 150 huevos y un período de incubación de entre 4 y 6 semanas.


Sapillo pintojo meridional                               

Sapillo de pequeño tamaño, el hocico es agudo, el tímpano es poco visible y las pupilas tienen forma de corazón. Presen en espacios abiertos como dehesas o praderas, asociadas a formaciones boscosas de pinos o especies del género Quercus.


   Sapillo pintojo marroquí

 Cabeza aplastada y más ancha que larga, con el hocico puntiagudo. La piel es lisa, con granulaciones. La especia alcanza los 2600 metros de altura en las montañas del Atlas.



Eslizón ibérico                                               

Lagarto de pequeño tamaño, con una cabeza triangular y ensanchada; tienen un cuerpo corto y grueso. Sus extremidades son muy pequeñas en comparación al resto del cuerpo.  Al ser una especie en general escasa, con una distribución muy localizada y vinculada a determinados hábitat, cualquier modificación de estos provocan la desaparición de toda la población.



Eslizón rifeño (magrebí)

La única diferencia entre estas dos especies es el color.


Lagartija cenicienta

Su máximo corporal es de 15 cm. Son delgados y alargados. Su coloración varía entre el pardo y el ceniciento. Tiene una cola amarillenta.



Lagartija verde

Únicamente se diferencian en el color.


Culebrilla ciega (Península Ibérica)

Pueden alcanzar unos 254 mm. Se localiza desde el nivel del mar hasta los 1.600- 1.700 metros en el Sistema Central e incluso alcalza los 1.800 metros en Sierra Nevada, aunque parece más abundante por debajo de los 1.000 metro.




Culebrilla ciega de Tánger

Se diferencian en la forma de las anillas y en la pigmentación del color





                                           

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